¿Cuándo caemos? Y, al rato. Lo inmediato tiene como característica inherente la incoherencia porque simplemente sucede, con o sin precedente, jamás una interpretación acertada puede surgir en el momento posterior contiguo. Por eso somos víctimas de un suceso en el tiempo. Como ejemplo claro tenemos las muertes, los fines. El dolor no se siente hasta dentro de un rato y lo más gracioso (que a la postre se vuelve lo más doloroso) es que nos creemos capaces de impregnarle una lógica al evento, aprueba de todo, balas, cohetes, aguarrás...pero no de emociones. Y sí, la cosa salió como tenía que salir, el cerebro lógico contento, contenido dentro de la estructura cerebral lineal pero aquella parte que se toma su tiempo para decir “Ah!!” cae después, cuando la pérdida excede la lógica, que siempre lo hace. No hay nada lógico en el amor o las relaciones, la lógica ayuda a sobreponerse pero es de iluso intentar interpretar ciertas cosas. Guarda: lo seguimos haciendo porque no nos queda otra. Pero hay que saber, si duele por algo es. A no esquivar el dolor porque, escurridizo, impredecible y astuto como es, siempre va encontrar la forma de reaparecer, y cada vez más fuerte, dejando marcas más profundas. Si duele, que duela. Si se entiende bien, pero a no tratar de explicarlo.
Clave: lo que se entiende no necesariamente tiene explicación.
sábado, 25 de agosto de 2007
De las pérdidas
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