miércoles, 23 de mayo de 2012

Casi 30


Y quién se fue, si no fui yo
y me dejé
en la penumbra de la noche sola
sin párpados pero ciega.

Llamé y llamé y frutos no dio,
luto no hubo y memorias de qué.

Traté de tener y nada pudo salir,
cerrado y acotado viví y morí
porque estoy muerto
pero no llegué al fin.

De qué sirve este día
si pasa pesado,
pasa nublado.
¡El sol radiante y las nubes que brillan!

No.
Tal vez.
Puede ser.
Espero que sí.

jueves, 10 de febrero de 2011

El miedo del ego

En cada intento de hacer, surge el miedo del ego: el miedo de dejar de ser lo que nunca fue.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Sin título

El buen sexo es una mala costumbre, pensó, y no podía estar más acertado. Tenía sentido el pensamiento: llovía con insistencia, y el cielo nublado cubría, como un manto nostálgico, la tierra (que es más bien asfalto). Estas condiciones eran propicias para ese tipo de frase, al igual que para llantos caricias y el comienzo de una mala película de terror. Una muy mala película de terror.

27092010

Persigue el sueño sin mirar. Aletea con los ojos cerrados y siente que se mueve. Detrás de él, la vida. Adelante, el vacío. Corta las plumas y deja caer el ensamblaje pesado que traía a cuestas. Desordenando pero decidido. Voló. Vuela. Volará. El movimiento no ha de cesar. Lorca y Llosas, los dos quiso ser pero se dedicó a vender casas. Y su vida transcurrió sin mucho sobresalto.

sábado, 11 de septiembre de 2010

28042010

Cristal mágico subyacente.
Yuxtapuesto a la orden cantante,
de otros cantores atrofiados.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Taza de té y raíz de árbol

La taza de té sobre el mármol de la cocina: aún humeaba. Ya no quedaba nada adentro pero la base, lo que más tarda en enfriarse, seguía tibia. La miré y me sentí tan identificado. Había vuelto hace unos días pero todavía no había escuchado de ella. Nada. Ni un mensaje. Supe salir de la casa sin dar muchas vueltas, algo que siempre me costó. Afuera, el mundo, ese que por mucho tiempo sentí ajeno. El día gris y la lluvia incesante se amalgamaban con mi triste andar, una coreografía inevitable con algún tema de Fiona Apple de fondo. Caminé por la calle mirando el piso: la vereda deshecha; las raíces de los árboles levantando las baldosas. También me sentí identificado con ellas. Un proceso lento y por mucho tiempo imperceptible que de repente te sorprende, te hace tropezar o por lo menos mirar, bajar la vista y prestar atención al terreno por el que anduvieron tanto tiempo tus pies. Y vos ni cuenta…

Sin título

Sin importar el desenlace, hemos llegado hasta allí, o aquí. Incluso tal vez hasta allá. O, probablemente, no hemos llegado todavía a ningún lado. No me preocupa porque estimo que llegaremos cuando tengamos que llegar. El mundo no es más que un lugar para encontrarnos, para vernos y tocarnos.