viernes, 30 de julio de 2010

Viernes lluvioso

Siesta anunciada y un despilfarro de energía.
Siembra directa de un desdén eterno,
forjado por la sabiduría del tiempo y la dejadez.

Nunca fue víctima pero vivió victimizado.
Por él, por todos.
Por todos que son él.
Y él,
que sin dudas es todo.

Frágil y débil en una situación de esperanza
que lo somete al bien del mundo,
Sujeto deshecho que nada en aguas turbias y profundas.
Vástago de libertad y ser,
dispuesto a caminar un camino sinuoso
en busca de lo incierto.

Sometido al vértigo de la velocidad astral
y morocho otoño.
Cambio profundo.
Sin sabor de octubre.

Pide ayuda pero no sabe ayudar.
Pide respuestas pero no sabe preguntar.

Busca sin encontrar.
Busca sin buscar el sentido que no hay,
que nunca hubo; que nunca habrá.

Sintió, siente. A veces. Lejos, distante.
Tropiezo constante en actitud errada,
insana y rígida.

Hemos de verlo caminar perdido, dolido y en dolor. Tendrá que aprender a caminar, sano. Librado del rígido padre en el que supo convertirse sin ser padre. Sin saber ser hijo. Siendo hijo, siendo bicho.

No hay respuesta.
Tensión sin aparente razón
que se apodera de un cuerpo abandonado.
Que pide a gritos el retorno del alma.

La transformación que no llega,
o que no siente.
Muere, eternamente.
Suelta.
Pero no desprende.

Pide pero no recibe.
Va pero no llega.

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